El simple hecho que los objetos tengan masa genera una atracción entre estos. En algunos casos, se puede considerar la fuerza de la gravedad que un planeta ejerce sobre los objetos es constante. Sin embargo, para los cuerpos celestes es necesario utilizar la ley de la gravitación universal, como por ejemplo el sistema Tierra-Sol.
Considerando las dos masas representadas en la figura anterior: una de masa \(M\) y la otra de masa \(m\), separadas por una distancia \(d\), ocurrirá entre estas una atracción gravitatoria cuya intensidad es: $$ F = G\frac{ M m }{d^2},$$ donde \(G\) es una constante de valor \(6.67 \times 10^{-11} N(\frac{m}{kg})^2\). La dirección de esta fuerza está dada por una línea recta que conecta el centro de los objetos. Y donde los sentidos son opuestos debido a la tercera ley de Newton, como se muestra en la figura.
Debido a la atracción que los cuerpos celestes ejercen entre sí, las siguientes leyes fueron descubiertas por Kepler:
Observación: Cuanto más alejado un planeta este del Sol (mayor el radio), mayor será su período de rotación alrededor del Sol ( mayor el \(\tau\) ).